Cada año, un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial para consumo humano no llega a ningún plato. En España tiramos 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año. De ellos, en los hogares, el desperdicio alimentario alcanza el 42% del total; en la fase de fabricación el 39%; en la restauración el 14% y en la distribución el 5%. Todo ello supone un grave problema desde el punto de vista ambiental, social y también económico.
Desde el ámbito ambiental, el desperdicio de alimentos supone un grave daño a los recursos naturales de los que la humanidad depende para alimentarse: daña el clima, el agua, la tierra y la biodiversidad. El desperdicio de alimentos es responsable del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, pero sabemos que si se usan y distribuyen mejor los alimentos el 14% de todas las emisiones provenientes de la agricultura podría evitarse en 2050.